lunes, 10 de noviembre de 2008

Hageo, profeta de éxito

HAGEO

INTRODUCCION:

En Hebreo Jaggai, que significa “festivo”, lo que sugiere que quizás el profeta nació en un día de fiesta. Hageo el profeta con mas éxito porque su mensaje recibió una respuesta favorable de parte del pueblo y de los gobernantes.
Fue el primero de los tres profetas menores después del exilio. No sabe mucho del profeta, solo lo que esta escrito en su libro y lo que se menciona en el libro de Esdras:
5:1 “Profetizaron Hageo y Zacarías hijo de Iddo, ambos profetas, a los judíos que estaban en Juda y en Jerusalén en el nombre del Dios de Israel que estaba sobre ellos”
6:14 “Y los ancianos de los judíos edificaban y prosperaban, conforme a la profecía del profeta Hageo y Zacarías hijo de Iddo. Edificaron, pues, y terminaron, por orden del Dios de Israel, y por mandato de Ciro, de Darío y de Artajerjes rey de Persia”.
Se cree que Hageo era muy anciano y había visto el templo antiguo, por eso menciono al pueblo las palabras que Dios le dijo con tanto énfasis: “¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y como la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?” (Hageo 2:3).
Debido al valiente ministerio del profeta Hageo se reanudo la reconstrucción del templo en los tiempos del rey Darío I, después de que la obra había sido abandonada por algún tiempo.


MARCO HISTORICO:

Cuando Ciro el Grande derroto a Babilonia (539 a.C.) decreto que los judíos podían regresar y reconstruir el templo judaico de Jerusalén (Esdras 1:1-4). Un grupo de exiliados, bajo la dirección de Zorobabel, descendiente de David, regresaron a su paria y poco tiempo después pusieron los cimientos del segundo templo (Esdras 2:64,3:1-10). Durante todo el tiempo de los reinados de Ciro y su sucesor, Cambises, los enemigos de los judíos trataron de conseguir un edicto real que detuviera esa obra. Sin embargo el Señor se interpuso a favor de su pueblo, y se mantuvo el camino abierto para que los judíos reconstruyan la casa del Señor.
Pero después de un tiempo el trabajo del segundo templo avanzo cada vez más lento hasta que ceso. Debido a la oposicion y los obstáculos puestos por lo samaritanos (Esdras 4:1-5). Los judíos se desanimaron y se dedicaron a cultivar sus propias tierras y a edificar sus moradas.
Después de la muerte de Cambises, reino Esmeredis, lo cual perjudico a los repatriados. Al fin los samaritanos lograron que este rey diera un decreto para detener el trabajo del templo en Jerusalén.
Todos estos sucesos desanimaron a los repatriados: “Así ha hablado Jehová de los ejércitos diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aun el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada” (Hageo 1:2). Dejaron de trabajar en la casa de Dios, y dedicaron su atención a sus propias casas y tierras. Por eso el Señor los castigo con una sequía, y los hizo fracasar en todos sus planes. La construcción del templo se descuido durante más de un año. Mientras tanto, Esmerdis fue muerto por Darío, quien ocupo el trono y anulo los decretos de Esmerdis.



TAREA DEL PROFETA HAGEO

El Señor llamo a su servicio al profeta Hageo para hacer frente a esta deplorable situación espiritual de su pueblo. Sus mensajes de amonestación y reprensión, de exhortación y ánimo, llevaron al pueblo a la acción. En el segundo año del reinado del rey Darío el trabajo del templo comenzó nuevamente (Hageo 1:14-15). Fue solo después que el pueblo reanudo el trabajo del templo, confiando en la protección de Dios, cuando Darío dicto otro decreto oficial para la reconstrucción del templo. Bajo el liderazgo de Hageo, de Zorobabel gobernador de los repatriados y del sumo sacerdote Josué, el pueblo continúo con su trabajo y completo la construcción del templo en el año sexto de Darío.
La casa del Señor se termino en un tiempo breve gracias a un espíritu de cooperación entre los israelitas.


EL PROFETA DE ÉXITO

Si ser un profeta exitoso se mide por la aceptación inmediata del mensaje, Hageo es el más exitoso de todos. Su mensaje fue recibido por el pueblo y por los dirigentes. Los cuatro mensajes que constituyen el libro de Hageo tenían el propósito de reanimar el espíritu del pueblo e inspirarlos con el deseo de hacer grandes cosas para Dios. Hageo se dio cuenta de la importancia del templo como la sede visible de la presencia de Dios, y la necesidad de mantener unida la nación en su lealtad al pacto y en su obediencia a la ley. Hageo alentó al pueblo para que se esforzaran en la reconstrucción del templo.
El mensaje del profeta para el pueblo de Dios hoy no es solo de advertencia y amonestación, sino también de gran estimulo en obedecer a nuestro glorioso Dios.

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